domingo, 25 de marzo de 2018

La creatividad y su puta madre

Y recientemente  me ha vuelto a surgir el eterno debate de por qué hacemos cosas ( o por  qué dejamos de hacerlas, que viene a ser la misma cuestión)  Un asunto  sobre el que a menudo  reflexiona uno y casi siempre con desalentadores resultados.

Obviamente, como cualquier otra actividad, hay siempre una causa motora de la que no siempre somos  conscientes.
Que existe un impulso innato a la manifestación artística en el ser humano es algo a lo que apuntan muchos indicios... pero eso no basta para explicarlo. Cualquier sociedad se basa en la represión y segregación de los impulsos  naturales , cuales, cuando y como  son adecuados, tolerados, premiados o castigados es lo que al fin y al cabo determina la conducta, ergo, la cantidad y calidad de los creativos viene determinada por la demanda social. Basta echar un repaso a la Historia del Arte.

Lo que diferencia las sociedades con un  arte floreciente  de las que no, es la aceptación y motivación provinientes del entorno. El Artista no es un ente autónomo, incluso en casos  patológicos ( valgan ejemplos como  Van Gogh, o el  señor  marqués Donathien)  hay un entorno cercano que comprende, apoya  y estimula la actividad.  Cierto que hay casos de artistas ermitaños y casi clandestinos.... gente con sus pequeños  hobbys compulsivos, pero en ausencia de un círculo de afines con quienes establecer  una retroalimentación crítica, lo mas  normal es que acaben enquistados en la iteración poco  mas que artesanal...el cangrejo necesita cambiar de concha para no atrofiarse.

Ya vistos  los antecedentes, me atreveré con alguna especulación personal acerca de la situación vigente. ¿vivimos en una sociedad que estimule la creatividad? ¿cuales son las formas en que lo hace?

El hecho es que muchos de los mas significativos  artistas de nuestra época parecen expresar un desaliento con la condición en la que se encuentran (me viene a la memoria la expresión completamente abatida de un Juan Gimenez, cuando  hace un puñado de años ya tuve  la ocasión de conseguir un dibujo suyo)... Alan Moore, Alfonso Azpiri....y si nos vamos al apartado musical ni te digo, por lo menos los artistas gráficos acostumbran a sobrellevar sus depresiones sin escenificar trágicamente  el "mutis" ( tu no cuentas, Vincent...hablamos de  hoy en dia)

En mi nada modesta opinión, creo que tiene mucho que ver con el espíritu de mercado neoliberalista. El arte es una mercancía, y como tal, se trata de obtener un rendimiento económico.El artista es un productor, sujeto al principio de la plusvalía y la visión de productividad cortoplacista  de los empresarios es obtener cada vez más por cada vez menos. Los directores de contenidos "ni entienden ni quieren entender" de  calidad  del producto, para ellos estan vendiendo papel y tinta.  No lo digo yo, se lo escuche  de su propia boca a un reputado autor nacional.  O por poner otro ejemplo "Groo the Wanderer", dejó de editarse en España pese  a que Sergio Aragonés renunció a parte de sus beneficios. Hace unos años, la peninsula era un hervidero de dibujantes de prestigio internacional y los kioskos estaban llenos de publicaciones. Editores como Toutain estimulaban una cantera floreciente que a muchos nos inspiró a hacer del comic nuestra vocación.  Resulta evidente que las circunstancias no son las mismas.

Visto entonces que el mecenazgo editorial  ha dejado de  ser un invernadero de creadores para convertirse en un cultivo de algodón virginiano, la creatividad queda relegada al ámbito particular...a esos circulos de interacción y complicidad entre "connaisseurs". Lo que pasa aquí  también es que  las circunstancias  han cambiado. Las relaciones  interpersonales tienden  a ser cada vez mas cuantitativas y menos cualitativas, como consecuencia de la dinämica de las redes sociales. El ritmo pausado de la era epistolar,  las tertulias de bar donde se reunía uno con la gente  a falta de otro medio mas  inmediato, los descansos en los pasillos de la facultad,dejaban tiempo a intercambiar  reflexiones y críticas mas o menos  sesudas. Eran los dias de los fanzines, de aquellas bandas de  rock de barrio....la gente se juntaba, compartia, interactuaba.  No es que las redes sociales no  puedan servir igualmente, pero que os  voy a contar que no hayan dicho ya en  Black Mirror.

En resumidas cuentas, señorias. No hay motivos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

En realidad lo que cuentas es tan evidente que no creo que nadie te lo discuta pero voy a discrepar en un par de cosas. Una es que, cierto, no hay motivos, pero no los hay para casi nada y dos, cierto, antes la gente se relacionaba de otra forma pero al final casi nadie hacía nada casi nunca.